Hace un par de días atrás conocí a Ezequiel, un joven de 25 años edad, originario de las tierras frías del occidente, San Marcos, que por falta de oportunidades en su tierra natal, emigró a la ciudad con la esperanza de encontrar mejores "condiciones de vida", tenía una actitud de servicio y de respeto que en muchos años no había visto, no es difícil que uno se conmueva.
Él, como decenas de hombres de su edad y aún mayores que él, están todos los días recorriendo las calles y callejones del mercado famoso, "la terminal", con un lazo en el hombro, como herramienta indispensable de trabajo.
Cuántos de nosotros no nos levantamos un día con el sentimiento aburrimiento de la misma rutina diario, ir al mismo trabajo, con las mismas personas, el mismo jefe, en el mismo lugar...
...Cuál es tu horario de trabajo, pregunté, "empiezo todos los días a las 3 de la mañana y término a las 6 de la tarde". ¿todos los días? le dije, un poco asombrado pero disimulando, y me respondió afirmativamente. Cuánto hacés de dinero diario aproximadamente pregunté, "como Q 60.00 cuando hay buen trabajo, mí hermano hace casi lo mismo también".
Cuando llegue a mi destino después de caminar como 1 Kilómetro aproximadamente y compartir un coca cola, le pregunté, Cuánto te debo, me responde: "No sé cuánto me vas dar", con un tono suave, mirada al suelo, como sin conciencia del valor de su trabajo. Nos despedimos, me dio la mano efusiva-mente a manera de saludo, se despidió con un Dios te bendiga.
Valoremos nuestro trabajo, no a todos nos toca igual...
Cuántas oportunidades les han sido vedadas a estas personas...
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